Especie de novela bizantina con personajes siempre buscando algo por
los caminos de la Europa del s. XVI y con
anagnórisis o reconocimientos inesperados que desvelan personalidades
cambiantes.
Sorprende la voz narrativa, también elusiva, que va, viene,
narra y dialoga. No obstante, esta
compleja maquinaria no me acaba de cautivar, quizás ni lo intenta.
Encuentro momentos magistrales con imágenes que valen un
potosí, como el irónico análisis del texto-retrato psicológico:
"un hombre colérico, pero con tendencia a la
melancolía. Si no, no se explica ese abuso del ablativo absoluto (...) Se
trata de un hombre antielocuente, muy poco solemne y bastante sarcástico, con
tendencia a los desarrollos argumentales en espiral, lo que significa que está
obsesionado con su ano, que es intelectualmente muy denso y puede hacerse en
ocasiones indescifrable. En el trato personal debe de ser un poco pesado."
P. 163.
¡Vivan los formalistas rusos, la estilística y la gramática
textual ayudando a los censores!
¡Viva también el chi
kung, o terapia de la respiración, adaptada por un par de iluminados del
Siglo de Oro para explicar el Espíritu Santo y empaparse de panteísmo!
"La respiración purifica la sangre, le decía. Y se
cogían de la mano, y se pasaban toda la tarde respirando, notando cómo el
Espíritu Santo entraba en ellos. Esa era para él una manera de rezar." P.
204.
Nieta de impresor, me ha emocionado el gusto por el oficio,
el ritual de diseñar, forjar y fundir los tipos. Pero el interés no se acaba
aquí, porque el invento de la imprenta sirve de símbolo que nos ilustra el continuo refundir de la historia y sus
tecnologías:
"A veces, mientras va depositando aquellas piececitas
sobre la mesa, le da por pensar que la vida, al menos la suya, es una sucesión
de tipos que se han ido deteriorando con el uso hasta quedar inservibles y que
se han ido fundiendo junto a otros metales y alumbrando una materia nueva."
P. 248.
De pronto, me apetece releer Erasmo y España de Marcel Bataillon y El hereje de Miguel Delibes. Estoy convencida de que estas matrices
continúan ayudando a entender nuestro mundo.
De viejos saberes hay que saber guardar recuerdos conformes,
o algo parecido, decía Unamuno de Salamanca.
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