Miquel Fuster, 15 años en la calle |
Paseos con la madre y con el lenguaje que Pérez Andújar ha mamado entre los bloques de pisos del cinturón rojo de Barcelona.
Su voz, entre desencantos e ironías, proclama
una indeleble conciencia de clase, el orgullo de provenir del proletariado y de
convertirse en trabajador de las palabras jugando con ellas en el barrio, en la
Facultad y en cómics y revistas como Ajoblanco.
Pero el pensamiento y el estilo del autor es metafórico, ya que se basa en analogías: "la tecnología
con que funcionan los sueños".
La Biblioteca es al barrio como la selva del
Amazonas es al planeta.
Encontramos tal cantidad de metáforas que en
algunos momentos nos entra el vértigo del salto entre realidades diferentes. Ya
lo sabemos, como más diferentes sean las realidades que se equiparen, mayor sensación de estimulante pirueta.
Me interesan las analogías críticas que oscilan
entre la comicidad y el conceptismo. Así la que termina el párrafo en que rememora
el entierro con honores del alcalde Porcioles en el que se diluyen "los
viejos tiempos como mi abuela las gotas para la memoria en un vaso de
agua" o la que cierra un comentario sobre el astro Plutón que estudiamos
como planeta y que ahora no es considerado como tal sino que ha regresado a la
periferia de los conocimientos secundarios: "A Plutón le pasó con el siglo
XX lo que a muchos en Barcelona con los años setenta."
Sin embargo las imágenes que he rastreado con
más placer son las que siguen el camino que lleva a convertirse en escritor y a
encontrar su voz.
Ricardo Opisso, La Rambla. El río filosófico de Barcelona |
El deseo de ser un quinqui para salir al paso de
la gente de la Rambla y arrebatarles sus secretos, o cuando escucha las
conversaciones en el autobús y no puede seguir leyendo porque allí está el
lenguaje vivo que confunde "dentadura" con "dictadura",
porque allí se fragua la vergüenza de ser catalán como la vergüenza de ponerse
corbata.
A veces la lírica le puede:
"Llueve sobre la acera como llueven
palabras sobre los libros." P. 45.
Pero el pensamiento analógico con su regla de
tres de toda la vida es el que da la puntilla para encontrar un arraigo
precario:
"Las palabras crean realidad pero esta no
les pertenece, igual que el obrero crea riqueza sin formar parte de ella."
Me gustaría creer que la plusvalía de las
palabras se encuentra en las selváticas bibliotecas de los barrios y los pueblos.
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