Nuestra versión de Tristán e Iseo cumple diez
años y continúa apasionando a los jóvenes lectores. Acabo de pasearme con ella por las aulas de Secundaria explicando en qué consiste hacer una versión de un texto,
es decir, reescribir historias prestadas disponiendo los peldaños de la trama
con cuidado y respeto, para no desvirtuar el original y conseguir que quien lo
lea no suelte el libro.
Ante un clásico que acostumbro a revisitar,
siempre me pregunto la razón oculta de su éxito que no sólo radica en los
temas, a menudo procedentes de tradiciones diversas, sino en la estructura y en
el estilo.
Nunca, claro está, consigo una respuesta
concluyente. Pero la actual lectura de esta historia, que lleva mil años teniendo éxito, me
ha puesto más en evidencia el valor de la serie de secretos encadenados que contiene y que sustentan su trama:
ocultaciones de personalidad, reconocimientos sorprendentes, medias verdades,
astucias afortunadas y equívocos fatales.
J. W. Waterhouse. El filtro de amor |
Por supuesto, la estrella de todos estos
procedimientos es el filtro mágico del amor. El brebaje real y simbólico a un
tiempo es la cobertura perfecta para justificar la locura de amor que a
cualquiera puede deparar la hormona del amor conocida como oxitocina.
En fin, lectura imprescindible que, además,
contiene una gesta parecida a la del legendario San
Jorge.
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