¡Qué libro más hermoso!
Tapa dura, portada
sugerente y marco negro, ilustraciones de calidad, finos detalles de
tipografía y letra elegante en un buen papel de tono apergaminado.
Incluso los personajes
son conscientes de su belleza:
"–Vaya, es precioso –dije (...)
–Lo dices como si fuera un cuento de las
antologías de Valdemar."
Entramos en el libro como
si entráramos en la tienda esotérica de Mystic Topaz. Una puerta al mundo de
las señales, metáforas y símbolos por los que deambulamos sin apenas darnos
cuenta.
Pilar Pedraza es experta
en acercarse a los misterios y dejarnos explorar por las rendijas de sus
escritos en los que la síntesis de las antítesis quedan en el aire como en la
descripción de sus personajes.
"Me llamo Geles, hipocorístico de
Ángeles, pero soy pelirroja como los hijos del diablo."
Hipólito Cárdenas es de "una belleza extraña como este mundo
nuestro, y una sencillez altanera o quizá simplemente natural como la de los
jaguares y, como la de ellos, en vías de extinción."
¿Ángel o demonio?
¿Altanería o naturalidad?
Todo pende de un hilo, a
veces, de araña. Así en el cuento "Las niñas que cosían estrellas" en
el cual las pequeñas esclavas que bordan por sueldos de miseria reciben el
nombre "arañitas".
Tras la puerta que nos
abre este libro de maravillas el collar de perlas puede morir, por la fachada
de la catedral gótica revolotean vencejos y vampiros, mientras que las buena
acciones son "nenúfares en un estanque."
Ya lo he dicho: ¡Un libro
precioso!
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