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dimecres, 5 de febrer del 2025

Andrés Trapiello (2024) Barcelona: Destino (Áncora y Delfín)


Franco murió hace cincuenta años y la presunta celebración de la llegada de la democracia tras su desaparición física coincide con esta novela que retrata el Madrid de la inmediata posguerra con vigor y eficacia. 

Tiene el atractivo de lujosos salones, monterías en las que se lucía el dictador, espías internacionales y algunos ambientes sórdidos que contrastan con el lujo de los vencedores. De telón de fondo, el movimiento diplomático de los países aliados con el fin de aceptar que España fueran gobernada por «El generalísimo» a cambio de un ligero maquillaje. 

Trapiello es buen narrador y nos deleita con una trama intrincada en la que poco a poco se va descubriendo el pasado y el presente del protagonista, además de la misión que debe llevar a cabo. 

El retrato del protagonista como un hombre de acción hecho a sí mismo no me seduce, pero si lo hacen el leal Chito, más que un pícaro al uso, y la sorprendente Sol que supera el cliché de mujer fatal frecuente en las novelas de espías. 

 «Soy como la Marcela del Quijote, pero con escopeta.» 

En algunas escenas intuyo la huella de Pío Baroja que el autor reconoce implícitamente como la de Galdós y, en otras, adivino un deseo de elevar la narración con analogías que dan una dimensión poética y universal al texto. Así la huella dactilar de Don Custodio que lleva al protagonista a reflexionar sobre la vida de un trabajador digno y sobre su propia trayectoria vital. 

 «Aquella impronta retuvo su atención. Latía en ella la vida honrada de un hombre, y también le pareció el dibujo de aquella digitación la imagen del laberinto de su propia vida.» 

Del mismo modo, las descripciones de la naturaleza en medio de la ciudad refrescan el ambiente enrarecido. 

 «La noche era fría. En lo alto, la luna llena se repartía con unas farolas tísicas la oscuridad de Madrid. Se respiraba el aire llegado de la Sierra, a rocío, a río, a monte.» 

Agradezco, los soplos de aire fresco: la escapada a la finca de la montería, la huida monte a través, el viaje en barco… todo lo que sea salir de un Madrid hundido en la miseria material y espiritual que me parece deja vuPor ello, no la tengo por una novela deslumbrante que nos cuenta como nadie el Madrid de los años 40, tal como proclama la faja que publicita el libro. 

No me parece una novedad ni que tenga que serlo. En cambio, sí  
creo que la narración de Trapiello es digna y honrada como la huella digital del maestro impresor don Custodio.

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