¿Quién es la misteriosa pintora que habita la destartalada casa de Wildfell Hill? ¿Por qué parece reticente a la vida social de la pequeña comunidad rural? ¿Qué relación tiene con el caballero que la visita regularmente?
Las habladurías y la intriga psicológica están servidas aquí como en otras obras de las hermanas Brontë que también tienen como eje central lo que podríamos llamar el camino de la pobreza hasta la riqueza. Pero en el caso de Anne Brontë, la menor, encontramos una mayor dosis de didactismo.
Como ella misma afirma La inquilina de Wildfell Holl es un manual novelado que tiene como objetivo tanto enseñar a las jovenes a escoger el marido adecuado y a no fiarse de las apariencias, como a procurar mantener una cierta independencia económica. Ser institutriz y sus experiencias personales seguramente influyeron en este afán.
Me sorprende que algunos algunas de las situaciones de violencia doméstica y la instrucción de los niños en modelos de camarilla machista que presenta son de rigurosa actualidad.
...su padre y los amigos de su padre se complacían en animar en toda inclinación al vicio que un niño pequeño pueda mostrar, y a quien instuían en todas las malas costumbres que pudiera adquirir: en una palabra, «hacer un hombre de él» era uno de sus entretenimientos corrientes.
Termino, como es mi costumbre, dejando constancia de una metáfora que no es un simple adorno: caracteriza a un personaje.
...su corazón era como una mimosa púdica que se abre un instante a la luz del sol, pero que se hace un ovillo y se contrae al menor roce con el dedo o el viento más ligero.
Me quedo con la sensación de ligereza y de finura psicológica que deja esta novel·la.
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