Los primeros párrafos de los libros de Almudena Grandes
siempre logran crear un clima de expectación y una promesa de densos mundos
por descubrir. En esta ocasión no ha sido necesario ni empezar el texto, la cita
inicial de Luis Cernuda ha obrado el prodigio:
Lo real para ti no es
esa España obscena y deprimente
En la que regentea hoy
la canalla,
Sino esta España viva
y siempre noble
Que Galdós en sus
libros ha creado.
De aquella nos
consuela y cura esta.
Edición republicana del volumen en el que Manolita esconde el plano. |
El espíritu de Galdós continúa vivo en esta tercera entrega de los Episodios "Nacionales" de Grandes. Una novela más urbana que las anteriores que, también, nos "consuela y nos cura" de esta sociedad "obscena y deprimente/ En la que regentea hoy la canalla..." ¿Cómo? Activando nuestro el coraje: "la mina de hierro, el remoto depósito interior" de donde sacar fuerzas para no claudicar.
Pero podríamos decir que la presencia de Galdós es "física" porque sus libros aparecen integrados en la
trama. Antonio de Hoyos regala a la protagonista los Episodios Nacionales que le van a servir para ocultar entre sus
hojas el plano de la multicopista que unirá a Silverio y Manolita. Tenemos pues
a Galdós en cuerpo y alma, pero con el estilo inconfundible y siempre nuevo de Almudena Grandes.
El mundo más denso que aparece en esta entrega es el de la cárcel. El contacto con la prisión hace que Manolita tome conciencia de la opresión y deje de ser la señorita Conmigo No Contéis. Una imagen simbólica se repite hasta convertirla en la médula del relato: la cola de la prisión de Porlier:
El mundo más denso que aparece en esta entrega es el de la cárcel. El contacto con la prisión hace que Manolita tome conciencia de la opresión y deje de ser la señorita Conmigo No Contéis. Una imagen simbólica se repite hasta convertirla en la médula del relato: la cola de la prisión de Porlier:
La cola de los niños de la prisión de Porlier. todoslosrostros.blogspot.com |
"En la cola de Porlier todas éramos iguales, todas para lo peor, y los rostros, los cuerpos, las voces de todas se borraban para confundirse en una sola, el rostro, el cuerpo, la voz de la cola de la cárcel... como si todas las mujeres de la cola fuéramos una sola, como si todos los presos de Porlier fueran el padre, el hermano, el marido de todas. " P. 252-253.
Allí se forja el carácter de Manolita que ya tiene una misión que cumplir aunque "no tenía el cuerpo para adverbios" ni "el coño para ruidos". Allí comprende que se puede ser feliz en una cárcel porque es una forma de resistencia. Allí aprende a vivir en "una isla desierta, una playa sin mar, sin río, sin tuberías, sin grifos, pero ...(con) un huerto más fértil que el de Robinson Crusoe", donde el tiempo es relativo.
Otro gran acierto de la novela reside en los vaivenes temporales que permiten
anticipaciones o retrocesos y que logran un ritmo que mece o sacude. Un ritmo de
balada o de himno que remansa o empuja la lectura.
Algunas bellas imágenes plasman este tiempo escurridizo como
la primera vez que Antonio y Eladia hacen el amor que, como ahora acostumbra
Grandes, vivimos a través de las emociones:
"... sus viejas heridas cerrándose una por una sin
dejar rastro, ninguna cicatriz en aquella piel limpia y mullida, el esplendor
bajo el que un océano de terciopelo color violeta comenzaba a agitarse para
parar los relojes, para encapsular el tiempo en ampollas de cristal
transparente, destinadas a preservar una emoción que él no olvidaría jamás.
" P. 208.
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