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Releer sin prisa es un lujo.
Sentir que la lectura acompaña, despierta la imaginación y
alimenta la esperanza. Recordar, como si esa voz autobiográfica fuera la mía,
que:
"Este era mi único y constante consuelo... veo siempre
ante mi espíritu una tarde de verano: los chicos jugaban en el cementerio, y yo
sentado en mi cama, leía como si en ello me fuera la vida." P. 61.
Y volver a encontrar los ecos del Quijote y de la picaresca
en estas aventuras de niño huérfano que se ha de buscar la vida y en los
personajes como el leal y locuaz Micawber, el genial loco Mister Dick, el
encantador de serpientes Steerforth o el asqueroso Uriah Heep.
La galería de personajes femeninos no es menos variada,
aunque casi siempre, esté en segundo plano: Emily, el amor infantil; Dora, el
de juventud y, Agnes, el de la serena madurez. Mis preferidos son antagónicos: la
dulce Peggotty y la estrafalaria tia que lo rebautiza como Totwood Copperfield.
Con ella aprenderá a abrirse camino en la vida, aunque sea a
base de tópicos:
"tomar resueltamente el hacha del leñador de la mano
para abrirme un camino a través del bosque de las dificultades." P. 514.
Y lo hará a través de la escritura, primero gracias al autodidacta
aprendizaje de la olvidada taquigrafía, que le permite ser copista de los
debates parlamentarios y juzgar la situación de su país.
" Yo solo veo fuego, Gran Bretaña, esa desgraciada
virgen que se pone en tantas salsas, la veo siempre ante mí como una ave
desplumada y bien cocida, atravesada de parte a parte por los hierros y atada
con un cordón rojo. Por todo esto soy un incrédulo, y nadie podrá
convertirme." P. 619.
Pero lo que le permitirá dejar el esforzado y desengañado oficio
de reportero parlamentario, será dedicarse a la literatura: la lectura y la
observación de la realidad le llevan a la escritura:
"... unía yo las historias de mis antiguos libros a la
de mi vida presente, cogiendo a derecha o a izquierda mis personajes entre la gente
que encontraba por la calle." P. 167.
Una vez más: todo lo que no es tradición es plagio.
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