Leer relatos de Cristina Fernández Cubas es como
comer una caja de bombones exquisitos.
El Columpio es un cuento largo
que en algún momento pensé que podría haberse titulado de
"Juegos del valle" porque en un paradisíaco rincón del Pirineo los
tíos de la protagonista –la querida
niña– se han montado un escenario donde juegan a ser chiquillos inquietantes en
un mundo en el que se ha detenido el tiempo.
Salvador Dalí |
Pero, estaba equivocada. El único título posible
es El Columpio, porque esta es la
imagen eje del relato que condiciona incluso la estructura con su vaivén entre
presente y pasado, vigilia y sueño, cordura y locura, vida y muerte.
Winslow Homer |
La querida niña ha sentido como propia la
añoranza de su madre fallecida recientemente y se arriesga a conocer este mundo
suspendido en un vacío oscilante. Sólo cuando rompa en pedazos el cheque de sus
tíos, acabará con la posibilidad de que ella continúe este juego sustentado por
unas imaginaciones enfermizas y por el dios menor del dinero.
Este relato es como un bombón de licor de
oporto, si es que existen.
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