Escritura directa, precisa y suavemente irónica que refleja
el lenguaje popular:
"¡Donde está el dueño, ahí está el duelo!"
"...la velada termina como el rosario de la
aurora." P. 10
El eje de la narración es la Angélica del título, que vive en
una edificio que "tenía forma de cucurucho de helado".
Angélica Cosulich es:
"idéntica, clavada a la Angélica del Orlando Furioso tal como la había
imaginado y deseado ver viva, en carne y hueso, a los dieciséis años, admirando
a escondidas las ilustraciones de Gustave Doré que su tía le había prohibido
mirar.
"En
cuanto su mirada dio en la dama,
reconoció
al instante, aun desde lejos,
el bello
rostro y el semblante angélico
que en
amorosa red lo tiene preso."
Cuando aparece este personaje, se abre un abanico de
analogías y los versos de Ariosto servirán de contrapunto a la cadena de
acontecimientos y a la correspondiente de amarguras y bendiciones que el
amor depara al comisario Montalbano, desde:
"eran
sus senos como la cuajada
leche que
brota del partido junco..." P. 66.
Hasta:
"Contempla
el mar subida en una roca
y se
confunde con la misma roca." P. 216.
En conclusión, una breve delicia. Se lee como quien come un helado de limón:
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada