En un planeta, a veintisiete años luz de la tierra, los machos de la especie humana desertizan los bosques y
esclavizan a los indígenas verdes: los athashianos. Publicada en los años 70 del siglo pasado se trataba de una parábola de
la guerra del Vietnam que continúa teniendo vigencia.
Frente a los varones invasores, los athashianos forman
una sociedad matriarcal pacífica fundida con el bosque, su hábitat natural en la que un
grupo de hombres se forman para ser soñadores.
–"¿Te caben los sueños en las manos?
–Sí.
–¿Los tejes y los modelas, los diriges y los sigues, los
comienzas e interrumpes a voluntad?
–A veces. A veces me da miedo.
–A quien no." P. 38.
"Los althashianos "no podían tener jaqueca , cuando
soñaban despiertos ahuyentaban las tensiones una semana antes de que
apareciesen. Prueba, prueba soñar despierto. Empieza como Selver te enseñó.
Aunque no sabia nada de electricidad ni podía comprender los principios del
EEG, ni bien oyó hablar de las ondas alfa y cuándo aparecen, Selver dijo:
"Ah, sí, se refiere a esto" y en el aparatito que registraba el
funcionamiento de la cabecita verde aparecieron los inconfundibles garabatos
alfa; y en una clase de apenas media hora le había enseñado a Lyubov cómo
provocar e interrumpir los ritmos alfa." P. 56.
Tanto los sueños como el canto son mecanismos que pacifican a
los nativos:
"Los adolescentes que no han dominado aún el sueño
controlado o el canto competitivo suelen luchar entre ellos, o pelearse a
puñetazos." P. 62.
En esta sociedad matriarcal aparece desdibujado el papel de
las mujeres ya que el relato se centra en la figura del héroe o avatar,
encarnación terrestre de un dios, Selver
que, excepcionalmente, recurre a la violencia para expulsar de su planeta a los seres humanos.
La novela es antibelicista y ecologista. A ella remite, por
ejemplo, la popular película Avatar
de James Cameron.
¿Estamos regresando al futuro del pasado?
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