¿Es el puro azar o el destino implacable el responsable de la elección entre los caminos infinitos de la vida?
Todo ser humano se ha interrogado de forma parecida. Quien escribe
novelas se lo pregunta más a menudo porque, a medida que se avanza en el
planteamiento y en la redacción de un relato, los personajes se van empoderando, por decirlo con una palabra del momento; mientras el o la novelista debe, con esfuerzo, rechazar alternativas para conseguir que todo
encaje y que parezca que ocurra lo que deba ocurrir a la vez que cautive y
sorprenda.
Este conflicto es el que llevó, por ejemplo, a Unamuno o Pirandello a hablar con sus personajes y a Pedrolo a escribir la serie Temps Obert con 11 variaciones del
personaje de Miquel Bastida. Ahora Paul
Auster afronta el reto de dar cuenta del abanico de
posibilidades vitales de un personaje desdoblado.
Versiones de Miquel Bastida |
“Idénticos pero diferentes, en este caso cuatro chicos con los mismos padres, el mismo cuerpo y el mismo material genético, pero viviendo en casas diferentes de ciudades distintas, cada uno con sus propias circunstancias particulares.” P. 358.
La peculiaridad de Auster es que se trata de una novela autobiográfica, en
la que el personaje 1 es el escritor de su propia historia, amplificada con
tres versiones añadidas.
“…tres versiones de sí mismo, narraría las tres historias en paralelo a la
suya propia (más o menos su propia historia, porque él también se convertiría
en una versión novelada de sí mismo)". P. 857.
El aspecto metaliterario es el que
más me interesa de la obra: una novela dentro de una novela con múltiples
reflexiones sobre el trabajo de escribir como la alegría y la angustia de ver
publicada una obra:
“Prolusiones brotó de la tierra de forma tan inesperada como el primer
azafrán a principios de primavera.” P. 840.
“En caso de que volviera a publicar otro libro, se taponaría los oídos con
cera, se vendaría los ojos, se ataría al mástil del barco y aguantaría la
tormenta hasta que las sirenas ya no pudieran alcanzarlo.” P. 841.
La obra, como la anécdota de la historia del apellido del protagonista,
pretende “convertirse en una parábola sobre el destino humano y los interminables
desvíos que una persona se encuentra en el camino de la vida.” P. 845.
A esta dimensión filosófica hay que añadir la voluntad de revivir el marco
histórico de USA entre los años 50 y 70 para dar dimensión social al personaje. Así el protagonista espera con frustración el resultado del sorteo que decidirá si tiene que ir a
la Guerra de Vietnam:
“El país se había convertido en un casino pero tú no podías tirar los
dados”. P. 841.
Lo filosófico y lo social se complementan y apuntan en la misma dirección
existencial en un tour de force
narrativo que aspira a conseguir como Crimen
y Castigo ser capaz "de volverlo a uno del revés y ponerlo patas
arriba”.
No he sido afortunada, con 4 3 2 1
no me ha sucedido.
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